Murgas, estudiantinas, pregones, mascaras, recorren las calles de Carcabuey el domingo de resurrección en un perfecto ejercicio de autocritica colectiva, de regeneración vital de todo un pueblo a través de la ironía y el humor.
Definir lo más característico y genuino de esta tradición popular de Carcabuey es bastante difícil, sin embargo por sus propias connotaciones señalaríamos el pregón. Estamos seguros de que al oír esta palabra, inmediatamente, nos imaginamos al señor encorvado y en plena pirueta oratoria cantando las excelencias de la fiesta. Nada más alejado de la realidad.
El Pregón es la proclamación irónica satírica de los acontecimientos grandes o pequeños ocurridos en Carcabuey o fuera de él y que de alguna manera, marca la actualidad de la vida del pueblo.
El pregón se pronuncia a viva voz por las calles del pueblo, el pregonero acompañado musicalmente por su charanga recorren las calles del pueblo disfrazados de algo a lo que critican en el pregón citando con suma gracia y a viva voz lo que el apuntador le dicta mientras la charanga, ameniza con música los temas.
Junto a los pregones, las murgas, comparsas y mascaras dan calor y vida a una de las tradiciones más peculiares y a la vez populares de Carcabuey.
Como todas las tradiciones verdaderamente populares, esta se pierde en el alma del Pueblo. Parece ser que había en Carcabuey una antiquísima cofradía de Semana Santa que, durante la cuaresma, organizaba penitencias y ayunos, y para desquitarse de tantos días de sufrimiento, organizaba a partir del domingo de resurrección pantagruélicas fiestas que duraban hasta tres días y que serian el antecedente de la Pascua de los Moraos. Precisamente, el nombre de la fiesta, puede venirle del color morado de la túnica de los penitentes que integraban aquella cofradía.
El domingo de Resurrección en Carcabuey es un punto de encuentro para muchos habitantes no solo de la Subbética, sino de otros muchos pueblos, que vienen a vivir esta fiesta en un domingo que rompe con lo que supone la tradicional conmemoración del domingo de de Resurrección en toda Andalucía.
La Pascua de los Moraos es, ante todo, la representación de la cultura local. Venir a verla es querer volver a sentirla, y ser espectadores de ella implica participar en años sucesivos. Por todas estas peculiaridades y por ser único “carnaval”, junto con el de Cádiz y las Palmas de Gran Canaria, que sobrevivió a la dictadura, en 2006 fue declarado Fiesta de Interés Turístico de Andalucía.
En Carcabuey, donde el carnaval no tiene tanto arraigo como en otros municipios de la Subbética, la Pascua de los Moraos sirve para romper con lo cotidiano de la vida alcobitense: niños que se disfrazan de viejos, viejos que se disfrazan de mujeres, mujeres que disfrazan de monstruos… todo tiene cabida en este extraño carnaval y todo se vive en la calle donde la fiesta alcanza su punt cumbre, los participantes son los propios habitantes que se transforman y viven de una forma intensa esos momentos. Unos escuchan, las murgas rompen el silencio, otros ríen, las mascaras rompen sus risas y los pregones propagan sus criticas satíricas en verso sobre acontecimientos más importantes acaecidos durante el año a nivel local, nacional e internacional.
En la noche, con la tradicional verbena, suena la música hasta altas horas de la madrugada, completando un día lleno de diversión, jolgorio y mucha fiesta.