Nuestra historia

Los aspectos relacionados con el relieve, la topografía, los suelos y el clima conforman las líneas fundamentales del marco geográfico de este municipio. Es difícil entender muchos de los comportamientos de sus habitantes sin tener en cuenta los obstáculos impuestos por la elevada altitud de sus tierras, la acción perniciosa de las heladas, el tortuoso trazado de sus vías de comunicación o el aislamiento impuesto por un relieve que circunda su término municipal. Pero, a la vez, esos mismos factores han sido trascendentales para explicar la importancia estratégica de este territorio y su consideración como tierras seguras y de fácil defensa.

Entre los aspectos humanos, se ha dado preferencia a una evolución poblacional que muestra el crecimiento desigual que se ha producido a lo largo de los siglos. El periodo en el que se alcanzan las mayores cifras de población se inicia a finales del siglo XIX y finaliza a finales del siglo XX. La densidad ha sido elevada si la comparamos con la media provincial, pero inferior a la cifra media comarcal. En el poblamiento ha destacado la presencia de la población dispersa que, aunque muy disminuida durante las últimas décadas, mantiene una considerable importancia. Ha sido una población que, desde mediados del siglo XX, ha estado sufriendo los efectos de una masiva emigración. Esta sangría migratoria ha provocado graves problemas demográficos entre los que el descenso de la natalidad y el incremento del envejecimiento son los dos más importantes.

La economía de sus habitantes se caracteriza por el predominio casi absoluto de la agricultura. El olivar y las pequeñas propiedades son los aspectos que más sobresalen en un sector económico que ha atravesado por coyunturas diferentes a lo largo de la historia. En las últimas décadas, sin embargo, se ha beneficiado de una situación, realmente, excepcional. Las positivas repercusiones de esta coyuntura se ha dejado sentir de manera bien visible sobre unas gentes que venían sufriendo los duros efectos de la falta de empleo desde hace mucho tiempo. El resto de las actividades económicas tienen una importancia desigual, aunque en los últimos años se han producido iniciáticas que están creando una imagen diferente de este municipio. Carcabuey es un ejemplo típico de pueblo-fortaleza en el que el relieve ha tenido un protagonismo fundamental en la disposición de sus calles.

Desde los primeros restos humanos hasta la presencia de los romanos

En el término actual de Carcabuey existen numerosos restos materiales que prueban que su ocupación se produce de manera temprana siguiendo las pautas del poblamiento comarcal. Su término presenta unas características de fauna y flora que favorecen la presencia humana durante las primeras etapas históricas. El Neolítico marca el inicio de una etapa importante para Carcabuey porque se incrementa el poblamiento de la zona. Los estudios realizados sobre este periodo han puesto de manifiesto que las tierras de Carcabuey están en el radio de acción de los asentamientos de Jacas, Gallienera y Alcaide, caracterizadas por una intensa ocupación durante este periodo.

Durante la Edad de los Metales se ha encontrado restos de influencia orientalizante en Carcabuey, un hecho que demuestra que aunque esta zona no tiene yacimientos minerales tampoco permanece al margen del trasiego de mercancías e influencias culturales de la época. No contamos con información suficiente para reconstruir lo sucedido en el periodo Ibérico, ni tampoco para explicar la aparición del topónimo Ipolcobulcula. Hemos defendido la existencia de que entre esta ciudad y la de Obulco debieron existir estrechos vínculos, pero es prematuro realizar aseveraciones sin más pruebas que las deducidas de argumentaciones toponímicas.

Durante la presencia de Roma, Carcabuey es uno de los tres municipios más importantes de esta comarca. La concesión del Ius Latii a Ipolcobulcula (Carcabuey) hace que junto a Iliturgicola (Fuente Tójar) y a Sonsontigi (Alcaudete) capitalice el protagonismo comarcal. Los restos materiales encontrados correspondientes a este periodo corroboran esta importancia. Hemos de mencionar la aparición de numerosos testimonios epigráficos entre los que sobresalen las inscripciones que se refieren a la existencia de cargos municipales de gran poder económico y aquellas que nos informan sobre el culto a las principales divinidades romanas. También se ha encontrado los restos de varios hornos cerámicos, prensas de aceite, villas y numerosos vestigios de un poblamiento que fue muy importante.

La conquista musulmana y la reconquista cristiana

Comprende el periodo entre el siglo V y el siglo XV. La Edad Media en Carcabuey se caracteriza por la continua llegada de pueblos que ocupan estas tierras y por su condición de tierras fronterizas entre musulmanes y cristianos. Todo parece indicar que este territorio desempeña una función muy importante durante las fases de tensión y durante los conflictos bélicos que se producen. Sin embargo, las fuentes históricas de este periodo son parcas a la hora de mencionar su nombre: ni las fuentes musulmanas ni las cristianas, lo hacen con la frecuencia deseada.

Los cronistas musulmanes solo refieren su nombre cuando, por ejemplo, es el propio emir el que se desplaza a Carcabuey con la intención de apresar a uno de los principales responsables de la insurrección muladí. El rebelde Ben Mastana tiene en el castillo de Carcabuey un refugio seguro desde el que planifica y realiza sus continuos ataques contra la administración cordobesa. La situación de esta fortaleza en el interior de una comarca de difícil acceso explica que sea el propio Abd Allah el encargado de dirigir una operación de castigo que fracasa porque no consigue la captura de su principal enemigo. No obstante, esta importante expedición militar destruye su fortaleza y sirve para pacificar una zona que, a partir de ahora, está más ligada a la administración cordobesa. La existencia del puente de piedra favorece la comunicación y el control de una zona que había estado bastante desconectada y aislada.

El inicio de la presencia cristiana no está claro porque las fuentes históricas únicamente mencionan esta población cuando ha pasado bastante tiempo de su conquista. Solo existe constancia de que Alfonso XI fue su conquistador en el año 1341, sin embargo, no es arriesgado pensar que entro a formar parte del reino castellano con antelación. Es probable que Fernando III cuando conquista de manera precipitada y violenta a la población de Priego, también se hiciese con el control de Carcabuey, aunque nada seguro existe sobre este particular.

Durante el periodo de la reconquista cristiana Carcabuey desempeña la función de plaza fronteriza, condición que marca a sus tierras y a sus habitantes. Cambió de dueños con frecuencia y sus gentes estuvieron siempre prestas para la defensa de unas tierras muy disputadas. En la dura vida de la frontera se forjaron caracteres humanos que han quedado reflejados en la historia. El alcaide de Carcabuey, Nuño Tello, es uno de los mayores ejemplos de lealtad que un vasallo puede tener hacia su señor. La participación tan destacada de esta fortaleza en carios asuntos de enorme calado político fue también motivo para descubrir las más bajas pasiones que acompañaron a los hombres de la época.

Carcabuey tuvo un destacado protagonismo en una época dura y difícil en la que nunca fue desconocido, a pesar del anonimato al que ha sido condenado por los cronistas de la época. Este periodo finaliza con la instauración del señorío de Carcabuey a favor de Ruy Díaz de Berrio. Los señores de Carcabuey no parecen estar muy satisfechos con la donación recibida y venden sus derechos a la Casa de Aguilar.

La casa de Aguilar y el Ducado de Medinaceli

La presencia de los Fernández de Córdoba en Carcabuey inaugura un periodo de una gran importancia para la villa gracias a la preocupación que el titular del Marquesado de Priego manifiesta por la misma. Las medidas favorables para la llegada de nuevos colonos surten sus efectos y, poco a poco, estas tierras se benefician de la llegada de repobladores.

La forma y circunstancias en las que los nuevos señores compran los derechos de la villa no están claras porque el propio vendedor no acepta el acuerdo. La razón de este descontento es que era menor de edad cuando su madre y tutora decide realizar esta operación que, sin embargo, él no aprueba cuando alcanza la mayoría de edad. Personas entendidas en leyes aconsejan al rey que atienda las peticiones de la Casa de Berrio, pero la realidad es que la operación se anula.

A lo largo de este periodo Carcabuey adquiere una configuración de una villa típica de la época. Se dota de los edificios públicos y religiosos necesarios, embellece sus calles con plazas y fuentes, y comienza su funcionamiento y organización bajo la dependencia de una de las familias más importantes de Andalucía. El engrandecimiento de esta villa, aunque es importante, no es comparable al experimentado por sus señores, que se benefician de los favores regios y se convierten en una de las familias más grandes de España, cuando sobre ellos recae el importante título nobiliario del Ducado de Medinaceli.

A lo largo de este periodo de Carcabuey adquiere una configuración urbana que poco se diferencia del modelo actual; en cierto modo, sus límites son los mismos. Entre sus gentes sobresalen las familias hidalgas que gozan de numerosos privilegios en la villa y que distinguen sus viviendas en emblemas heráldicos que aún se conservan.

Carcabuey se beneficia de la riqueza artística que florece en sus alrededores. Los maestros más importantes que trabajan en las ciudades vecinas, sobre todo en Priego, dejan su huella en Carcabuey. Sorprende la importancia de un patrimonio artístico tan valioso en una villa de sus dimensiones y potencial económico. Maestros como Martín de Bolívar, Juan de Dios Santaella, Francisco Javier Pedrajas y Alonso de Mena han dejado muestras de su inmensa valía en Carcabuey.

Desde la Guerra de la Independencia, hasta nuestros días

A lo largo del siglo XIX la historia de esta villa sigue los avatares propios de la época y los acontecimientos generales tiene su reflejo bastante fiel en ella. Desde la Guerra de la Independencia hasta la Guerra de Cuba los habitantes de Carcabuey están al tanto de los sucesos más importantes de la época. Los cambios políticos, sin embargo, son escasos porque siempre son los mismos los que están en el poder. Pocas diferencias existen entre los distintos grupos y también son muy pocos los que participan activamente en la política municipal.

La implantación del caciquismo hace que Carcabuey sufra los inconvenientes de unas prácticas políticas engañosas, algunas de las cuales se hacen públicas y llegan a ser motivo de debate político en Madrid. Los políticos mas destacados del momento conocen el nombre de Carcabuey y han de mencionarlo con frecuencia en los enfrentamientos que se producen entre unos y otros. En cierto modo, hasta la caída de un primer ministro se precipita a causa de estos acontecimientos.

En la política local es frecuente la tensión entre los clanes más importantes y se producen importantes dimisiones masivas de concejales que, probablemente, obedecen a presiones y acuerdos entre caciques. La gran mayoría de la población está fuera de los asuntos de la política oficial; la lucha obrera y los mensajes anarquistas y socialistas son los que interesan a unas gentes que son víctimas de la falta de empleo y de los sueldos bajos. No ha sido fácil la vida de las personas con escasos medios en un pueblo donde todo dependía de un jornal, casi siempre, inseguro. La conflictividad social ha sido elevada y siempre ha existido en esta población una sensibilidad especial hacia las cuestiones relacionadas con el movimiento obrero.

Durante el siglo XX la falta de trabajo, la guerra y la emigración son los problemas más importantes para los habitantes de Carcabuey. El primero de ellos ha estado perenne y en raras excepciones ha dejado de preocupar. El segundo no ha tenido consecuencias comparables a las existencias en otros lugares. El tercero ha sido el responsable de un éxodo masivo y de consecuencias muy graves para su población.

En las primeras décadas del siglo llegan a Carcabuey importantes novedades tecnológicas como el telégrafo, la electricidad, el teléfono y el automóvil. Durante el segundo tercio se paraliza la vida municipal por la guerra y sus consecuencias y a partir de los años sesenta, la población se dota de las infraestructuras y los servicios necesarios. Con la llegada de la democracia la vida del municipio se transforma profundamente: la práctica de la libertad revitaliza la ilusión y la convivencia mientas que, con los frutos de una etapa económica favorable para el olivar, se ha mejorado de forma notable la economía de este municipio.

Rafael Osuna Luque, Historia de Carcabuey. Un municipio de la Subbética cordobesa 1ª Edición. Edita: Ayuntamiento de Carcabuey, Diputación de Córdoba, CajaSur, Córdoba, 2002, Pp 26-31.