Situada en una privilegiada zona, visible desde la mayor parte de su trazado urbano, dándole seña de identidad. Del Siglo XIV, y reformas posteriores en el XVII y XVIII. Se trata en suma de un conjunto arquitectónico de bellas proporciones y elementos de singular belleza. En su interior, acoge muestras de imaginería granadina como el Cristo de Ánimas de Alonso de Mena. Abierta diariamente.
Al pie del Cerro del Castillo, en un lugar divisado y desde el que se percibe todo el pueblo, se alza, con porte majestuoso, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. No se sabe con certeza el origen de esta construcción pero pudiera ser que la antigua Iglesia Mayor de Santa María, a la que hacía referencia en su testamento Ruy Díaz de Berrio, ya en 1.383, tal vez se correspondiera con el emplazamiento de la actual iglesia, que no con la construcción, modificada a lo largo de los siglos y de estética muy apartada de la que imperaba en aquellos tiempos. Pero esto no pasa de simple conjetura porque de la primitiva construcción nada queda. Rafael Osuna Luque, en su “Historia de Carcabuey”, nos dice que aquella “estuvo finalizada hacia mediados del siglo XVI, sin embargo, de esos momentos sólo se conserva la portada lateral; el resto de la construcción actual corresponde a realizaciones llevadas a cabo a lo largo del siglo XVII y principios del XVIII”. Esas obras posteriores son: la torre, concluida, como reza una inscripción que se halla al pie de la misma en 1780, y el retablo mayor, así como la capilla del Sagrario y las bóvedas de cañón con lunetos que cubren interiormente el edificio.
En 1.908 sufrió un incendio y muchas de las partes, sobre todo en las que predominaba la madera, como el coro o el retablo mayor, hubieron de ser reconstruidas. Se trata de una construcción de piedra, mampuesto y ladrillo, de planta de cruz latina, como es habitual, salvo excepciones, en todas las construcciones de índole religiosa.
El crucero está cubierto por una cúpula semiesférica asentada sobre pechinas y el resto de la nave por una bóveda de cañón con lunetos. En el interior, la nave principal está dividida en cuatro tramos separados por arcos fajones sustentados por medias columnas. Cada tramo da lugar a un vano de medio punto que conforma cada una de las capillas laterales.
La ornamentación es escasa y sobria, reducida, casi, a una cornisa que recorre todo el perímetro y a las medias columnas que, parece ser, sirvieron de sostén a la antigua techumbre de madera.
En el interior se guardan numerosas imágenes, algunas de ellas de gran valor y belleza, así como pinturas y valiosas piezas de arte suntuario. Es justo resaltar la presencia imponente del “Cristo de Ánimas”, obra del escultor granadino Alonso de Mena, imagen de madera policromada, realizada en 1624 y estilísticamente enmarcada en el proceso de su autor del manierismo al realismo.
La fachada principal está compuesta por dos poderosos contrafuertes que sustentan un arco de medio punto rematado por un tejadillo o cubierta a dos aguas. La portada lateral, único elemento, junto a la nave, que se conserva de la construcción primitiva, es de estética renacentista plateresca, obra del arquitecto vasco Martín Bolívar, muy afamado en su época (S. XVI). La forman dos pilastras finísimas que enmarcan un arco de medio punto, rematado por diversos motivos ornamentales, entre ellos una corona de laurel con el escudo de Don Juan de Ávila, abad de Alcalá la Real, patrocinador de la obra. La torre, de planta cuadrangular es en su base de piedra, (s XVI) como el resto de la construcción, y acabada en ladrillo (S. XVIII). El campanario está formado por cuatro arcos de medio punto enmarcados por pilastras y coronando el conjunto un chapitel de cuatro aguas.